El día de hoy nos ha resultado un poco abigarrado,
tanto por la cantidad de cosas que hemos visto como por la decoración de las
visitas.
Hemos comenzado en el palacio (ahora reconvertido en
museo) de Naranjestan (entrada 150.000), edificado en 1870 por los gobernantes
kajares de turno. Estos gobernantes, aparte de afanarse en destruir las
edificaciones de épocas anteriores, construyeron las suyas con un gusto un
tanto dudoso. Se preocuparon tanto por la decoración que resulta excesiva bajo
cualquier punto de vista. En este palacio hay estuco, espejos, marquetería,
pintura, azulejos… pero tan recargado que en lugar de parecer bonito es un
horror (o a mí me lo pareció). Nos comenta Azi que hay mucha influencia
europea. Si las dinastías anteriores introducían un color en los azulejos, cada
uno representando un elemento de la naturaleza, por ejemplo el beige de la
arena, o el amarillo del sol, los kajares introducen nuevos colores sin ningún
sentido, predominando el color rosa.
En la misma calle, un poco más adelante, tenemos la
mezquita Nasir-al-Molke (entrada 30.000). Al igual que el edifico anterior es
de época kajar. Se comenzó a construir en 1878 siguiendo el patrón del palacio.
El patio de la mezquita está profusamente decorado, incluso con escenas de palacios
europeos, un poco fuera de sitio en este recinto. Además, al contrario de las
mezquitas tradicionales, donde la decoración más trabajada se dejaba para el
mihrab, aquí se utiliza por igual, y si te descuidas, el mihrab está menos
decorado que el resto. La sala hipóstila de esta mezquita es pequeña, las
columnas copiadas de otra mezquita que veremos posteriormente, como si su
función no fuera el rezo sino la apariencia. Como elemento curioso de esta
mezquita tenemos un pozo de toro, en el cual se usaba un animal, que andaba por
un pasillo, para tirar de la cuerda del pozo.
La siguiente parada es una escuela teológica (por
supuesto, del Corán). Es una escuela que se utiliza en la actualidad, y adonde
viene gente de los países de alrededor a estudiar. Nos comentaba que tenía
bastante fama.
A continuación nos metemos en el bazar, que es
enorme. Lo recorremos por los distintos pasillos, hasta que en un momento
aparece una casa de té, donde hacemos un descanso y saboreamos los dulces
típicos de Shiraz.
Cuando salimos del bazar Azi nos da dos opciones: o
tiempo libre por nuestra cuenta para seguir mirando el bazar, y después de
comer seguir con las visitas, o terminar las visitas antes de comer y tener
tiempo libre por la tarde. Como yo le quiero comprar a Adela unas telas y
necesito hablar con ella, decidimos seguir con las visitas y dejar el bazar
para la tarde. Así que justo en la puerta del bazar nos encontramos con la
mezquita Vakil (entrada 15.000). Esta ya no es de época Kayar, y se nota. Se
construyó bajo la dinastía anterior, en el s. XVIII, la dinastía Zand. La sala
hipóstila me encanta. De aquí se copiaron los kajares las columnas para la
primera mezquita. Entre las cosas famosas de aquí se encuentra el mimbar, el
púlpito, el primero que vemos en todas las mezquitas hasta ahora.
Desde esta mañana que Puriá nos acercó al coche
hasta el museo del Naranjestan, todo este recorrido lo hemos hecho andando.
Pero a la salida de la mezquita nos está esperando para llevarnos al siguiente
destino, el mausoleo del nieto del 8º imán. Irán tiene bastantes mausoleos, y
si por ser nieto del 8º imán te hacen uno, pues imagina… Este sitio en concreto
tiene mucho seguimiento en Shiraz, y aquí se hacen enterrar las familias
insignes (previo pago de una cuantiosa suma). Aquí a mi madre y a Azi les hacen
ponerse una especie de pañuelo grande por encima, que les tapa todo el cuerpo.
El sitio es bonito y se respira tranquilidad, pero a la hora de entrar, los
hombres por un lado y las mujeres por otro, y en el interior estamos separados.
La decoración interior es totalmente de espejos, un tanto rechiscante.
El siguiente punto es la ciudadela (entrada 150.000). Edificada también en época Zand, primero se usó como palacio, a pesar de su estructura de fortaleza, y posteriormente fue reconvertida a cárcel. Ahora en su interior no hay grandes cosas. Un sitio que no dice mucho. Azi nos lo advirtió, pero ya que estábamos, hay que hacer el recorrido completo.
Y ya por fin, la última parada de la mañana, el museo Fars (entrada 100.000). Los jardines son bonitos, y más ahora que están plantados de flores para el Noruz, pero el museo no es muy grande y además no dejan hacer fotos. Tienen un par de coranes antiguos, un par de espadas y alguna cerámica, mezclada la del s. XIII con la del 2000 a.C.
La comida la hacemos en un restaurante justo a la
entrada del bazar, y está bastante bien. Luego nos recogemos a descansar un
rato al hotel, y a contactar con la familia. El día en general ha salido
bastante desapacible de tiempo, y cuando por la tarde salimos a comprar al
bazar está lloviendo bastante. Tras las compras de rigor y un pequeño paseo nos
volvemos al hotel a cenar las sobras de pizza del día anterior, que nos las
habían puesto para llevar. Mientras cenamos, oímos cómo llueve a todo meter,
por si nos quedaba alguna duda de dar el último paseo en Shiraz.
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