Aquí
pongo el listado de los templos que vimos.
Upali
thein
Kheminga
Eim
ya kyaung nga myet hna (5 puertas)
Pueblito
Ananda
Mahabodi
Myet
Taw Pyay Phaya
Mimalaung
Kyaung
Descanso
comida
Tha
Kya Hi Paya (subir arriba)
Tha
Gyar Pone Phaya
Min
O Chanta
Sulimani
Pyathada
(atardecer)
Tras
el buen desayuno que nos brinda el hotel comenzamos la aventura. Recogemos la
moto eléctrica y lo primero es darme un pequeño paseíto calle arriba calle
abajo un par de veces para irle cogiendo el truquillo. Tras ver que aquello no
tiene mucho misterio ya me atrevo con el pasajero. Con el gps del móvil en
marcha nos ponemos en camino. Al principio me tengo que ir parando, orillándome
en la carretera, cada 500 m. para ir comprobando el gps, si voy bien o no. Y
eso que es una línea recta, pero no me fío de mí. Los dos primeros templos
fueron una desilusión. Con todo lo que me costó llegar a ellos y resulta que ya
los habíamos visto el día anterior y no los había tachado de la lista. Adela me
decía, creo que aquí ya hemos estado. Y yo, no, no, es nuevo… Pero cuando los
vendedores nos empezaron a decir, hola otra vez, ayer estuviste aquí… pude
comprobar una vez más que la realidad es muy tozuda.
He
de decir que hay que distinguir entre caminos asfaltados, caminos de tierra y
caminos de arena, que no es lo mismo tierra que arena. Los de arena son los más
chungos y hay que tener cuidado para que la moto no se desmadre. Más de una vez
que hizo un extraño que tuve que echar pie a tierra (o a arena). Pero como vas
muy despacio no hay problema. También pude ver cómo algunos descerebrados
echaban carreras entre ellos con las motos, que se te cruza un niño, o una
cabra o una vaca, y la has mangado.
En
la búsqueda de una de las pagodas (que no llegamos a encontrar) acabamos en un
pueblito por el que estuvimos zancasdileando entre sus calles, viendo cómo vive
la gente. Fue un rato muy agradable que nos sirvió para ponernos un poco en
contacto con la Birmania rural que no habíamos llegado a ver, y desconectar un
rato de tanta pagoda.
Después
fuimos al templo Ananda, uno de los grandes, donde aprovechamos para comprar un
montón de regalos a bastante buen precio.
Tras
otro par de visitas nos acercamos al hotel a dejar todas las compras y
aproveché para darme un bañito. Mientras estaba en el agua cayó una tormenta de
ponerse el cielo negro del todo, que daba miedo, pero en la piscina estaba tan
a gusto. Como seguía cayendo aprovechamos para comer en el propio hotel, un
poquito más caro de lo normal pero sin ser exagerado. La pizza estaba
riquísima. Luego nos echamos una breve siesta antes de seguir recorrido.
El
primer templo de la tarde nos reservaba la agradable sorpresa de que se podía
subir a la parte superior. Claro, luego nos vimos un poco obligados a comprarle
uno de los cuadros de arena que vendía, pero fue realmente amable y nada
pesado.
Seguimos
nuestro recorrido por los templos hasta que se iba acercando el atardecer. Para
verle tenía anotado el Pyathada, en medio de la nada, y aunque cuando llegamos
había bastante gente, nada que ver con el día anterior. Como además aquí la
terraza es muy amplia admite un montón de visitantes. Nos encontramos con una
excursión de chavales que no pararon de hacerse fotos con Adela, todo
simpáticos.
La
tarde estaba bastante nublada, así que no nos quedamos hasta el final de la
puesta de sol, ya que no la íbamos a ver entera. Además habíamos quedado a las
siete en el masaje, y andábamos justos de tiempo. Así fue, entre que al salir
de la pagoda los caminos eran de arena y teníamos que ir con cuidado, y que
fuimos al hotel a darnos una ducha rápida para no aparecer con todo el polvo
del día encima, llegamos a las siete y dos minutos. Al vernos llegar los chicos
nos dicen que está cerrado. Yo no daba crédito. Pero si ayer vinimos y nos
dijisteis que hoy a las siete, que cerrabais a las ocho… No, pues está cerrado.
Para lo bueno y para lo malo, se nota que esta gente está a años luz del trato
al turista. Así que nos fuimos al hotel de nuevo a descansar hasta la hora de
la cena, que repetimos en el sitio del primer día, el Weather Spoons que tanto
nos había gustado.
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