Este día tocaba de nuevo excursión larga, en esta
ocasión a Narita, pueblo al que fuimos el año anterior, pero con bastante prisa
y cuyo templo no pudimos disfrutar adecuadamente. Así que bien temprano por la
mañana enfilamos para allá. A pesar de alguna confusión al elegir el camino,
pronto nos encontramos frente a la puerta principal del templo.
Todo el grupo unido, con toda la tranquilidad del mundo, fue recorriendo los distintos edificios del recinto. Mención aparte merece la enorme estatua de Fudo Myoo que hay en la parte superior, junto con dos mandalas espectaculares.
Todo el grupo unido, con toda la tranquilidad del mundo, fue recorriendo los distintos edificios del recinto. Mención aparte merece la enorme estatua de Fudo Myoo que hay en la parte superior, junto con dos mandalas espectaculares.
De vuelta a la entrada recorrimos los estanques,
pero al igual que el día anterior, por la época del año todavía no estaban
abiertos los brotes.
Una vez terminada la visita, un grupo de once personas
comimos en un restaurante frente a la puerta del templo, mientras que el resto
se fue a probar el plato típico, unagi, lo que viene a ser anguila. Entre el
precio elevado y el ver como las sacan vivas del cubo, descabezan, destripan y
trocean delante de ti hace que no tenga yo muchas ganas de comer tan suculento
manjar. Así que en esta ocasión opté por un rico katsudon. O lo que viene a ser
lo mismo, arroz con pollo.
Otra vez en Ueno el grupo de nuevo se dividió. Hubo
quien optó por ir a un onsen urbano y hubo quien quería ir a Shinjuku, a ver
las vistas desde la torre del ayuntamiento. A mí, como plan, me apetecía más el
primero, pero prefería estar con la gente del segundo, así que me fui para el
Metropolitan Govern. Tardamos más en llegar casi que lo que estuvimos allí.
Cuando subimos no había nada de cola. Después de pasar un control de mochila en
el que no te miran nada, para arriba derechos. Al llegar arriba, la cola que
había para bajar era inmensa. Pero cuando después de hacer todo el recorrido y
esperar a que la gente hiciera sus compras quisimos bajar, no quedaba nadie. En
cambio, al llegar abajo había una cola horrorosa. Suerte que tuvimos.
Como habíamos estado tan poquito tiempo y todavía
quedaba un rato para la cena nos acercamos a la zona de Roppongi. Allí hay una
araña similar a la del Gugenheim. También hay un mirador situado más alto que
el del ayuntamiento, pero cuando preguntamos el precio y nos dijeron que 14€,
disimuladamente comenzamos a silbar y nos dimos media vuelta. Como además hacía
un frío que pelaba, por el aire, emprendimos el regreso a Ueno.
Para cenar habíamos quedado como otros días en la
parte superior de la estación, pero hubo un malentendido y casi lo cancelamos.
Hasta que llegó el grupo con la comida cedida por Yoshi que sobró del día
anterior. Estuvimos picando un rato, pero luego el Ru y yo nos acercamos al
Kaiten Sushi, para variar, a completar la cena. Regresamos justo a tiempo de
quedar para el día siguiente.
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