A las ocho de nuevo me pasan a buscar. Hoy
vamos a bucear a Nusa Penida, una isla que está situada al sur de Bali, a una
hora de trayecto en barco. Pero primero tenemos que ir a buscar el barco, para
lo que nos acercamos a Padang Bai en furgoneta. Aquí está lleno de mochileros y
gente con maletas. Se conoce que es donde se coge el ferry de conexión para
otras islas. Tardan un buen rato en cargar el barco, y ya por fin, nos
dirigimos a Nusa Penida. Hacemos una primera parada en Cristal Bay, para mirar
qué tal está la corriente, pero es demasiado fuerte y seguimos hacia Manta
Point. Con este nombre, es fácil adivinar qué nos vamos a encontrar.
Efectivamente, nada más entrar en el agua vemos varias, junto con un montón de
buceadores. Tras estar cinco minutos viéndolas, nuestro guía, Ludo, nos dice
que le sigamos. Yo al principio no lo entiendo, porque navegamos cinco minutos
sin ver nada. Pero llegamos a otro punto en que empiezan a aparecer, y estamos
solos. Menuda gozada, vienen por todos los lados. Me acuerdo de Maldivas, la
inmersión de las mantas, llena de normas: movimientos lentos, pegados al suelo,
sin acercarse mucho. Aquí no nos dicen nada. No hace falta, en este grupo hay
respeto por los animales. Y hay tantas que llegan hasta a marear, no sabes por
dónde te va a venir la siguiente. La visibilidad no es muy buena, y no vemos
nada más, pero merece mucho la pena.
Una vez terminada la inmersión nos acercamos
de nuevo a Cristal Bay, porque nos dicen que han visto mola mola, y lo queremos
intentar. No hay suerte. Lo que sí que hay son unas termoclinas terribles, baja
el agua a 18º. No importa, el arrecife es tan bonito y está tan lleno de vida
que salgo con la impresión de que hasta el momento es la inmersión que más he
disfrutado.
Así que otra hora de vuelta en barco, lo que
hace que hoy lleguemos relativamente tarde al hotel. Cuando llego Adela me
cuenta su día. Ha estado viendo la ceremonia en el templo. Hoy es un día
importante en Bali, hay una celebración parecida a nuestra navidad, todo el
mundo se pone sus mejores galas y van a presentar ofrendas en familia. La mayor
parte de los sitios están cerrados. Y como Adela no puede hacer muchas compras,
se va de cotilleo.
Como ya digo, llego algo tarde. Habíamos quedado en hacer
snorkel, pero cuando me despierto de la siesta prácticamente se ha hecho de
noche y no merece la pena. Así que aprovechamos para enseñarnos las respectivas
fotos, y nos acercamos antes al pueblo para cenar. Le quiero enseñar a Adela
dónde está la oficina de cambio. Y como hay bastantes sitios cerrados tardamos
en encontrar uno que nos convenza. Al final inauguramos la temporada del
wareng, el establecimiento de comidas típico de Bali. No está mal del todo, y
bastante más barato que los sitios turísticos. Así que nada, solo queda un paseíto
de vuelta y a dormir.
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