Antes de nada he de decir que este día no estaba
inicialmente previsto en el itinerario que pasé a Alireza para el viaje. Yo
había incluido dos días en Tabriz. Pero por coincidir con el Noruz nos aconsejó
cambiar esos dos días por otros dos, uno a mayores en Teheran, y este día. Así
que a las nueve de la mañana salíamos con el coche en dirección a Chak Chak.
Llegamos a las diez y cuarto, más o menos. En Chak Chak se ubica el templo
principal del zoroastrismo (entrada 30.000). Cuenta la leyenda que la hija del
último gobernante de la dinastía sasánida, la última preislámica, al verse
perseguida, huyó a las montañas, que se encomendó al dios y desapareció. El
paisaje es impresionante, entre montañas. La subida al templo también es
impresionante, no hay más que escaleras. Al llegar arriba, la vista es muy
bonita. Y poco más. Estuvimos nosotros solos. Es una especie de gruta-caverna,
con un incensario en el medio y ya. Como lugar simbólico de templo principal de
una de las religiones más antiguas del mundo tiene mucho valor. Como lugar
físico, bastante poco.
A continuación nos dirigimos a Meybot, a ver su
fortaleza de adobe (entrada 100.000). Está bastante bien conservada. Además,
como nos está pasando en muchos de los sitios que visitamos, están de limpieza
haciendo los preparativos para el Noruz. Azi nos lo había explicado
anteriormente, pero aquí se puede ver con claridad los distintos niveles que se
dan, como se separan estos niveles por murallas concéntricas, las zonas más
interiores para los nobles y las más exteriores para obreros y ganado.
Después nos acercamos a un taller de alfarería, y en
la tienda de al lado mercamos algunas cosas. Y ya por último, que se nos había
hecho la hora de comer, vamos a un antiguo caravanserai restaurado, con
restaurante incluido, donde la comida la verdad es que está muy buena. Al salir
compramos algo en las tiendas que hay dentro, y después nos dirigimos al
depósito de hielo, justo al cruzar la calle. Resulta chocante cómo en mitad del
desierto la gente se las ingenia para tener un depósito de hielo.
Salimos de Meybod a las tres y media de la tarde, y llegamos a nuestro destino final a las cuatro y media: el caravanserai Zeinodin. Hoy estamos de caravanserai. Y aquí se acabó el día. Bueno, no es del todo exacto, se acabaron las actividades del día. No voy a decir que haya sido un día perdido, prefiero llamarlo un día de transición, pero al llegar a las cuatro y media a un sitio en mitad de ninguna parte, da la sensación de haberlo aprovechado más bien poco. Aun así, no acaban aquí las aventuras. Como a las cinco y media de la tarde se levanta un vendaval de aire que parece que todo vaya a salir volando. Entra arena hasta las orejas, a pesar de estar dentro de las habitaciones. Daba cosica el aire que hacía. Ni subir a la terraza para hacer fotos de la puesta de sol. Para rematarlo, como a las siete y media se va la luz. Así que nada, a matar el rato como se puede, cenar pronto a la luz de los quinqués, y a acostarse pronto, a ver si mañana se aprovecha más el día.
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