Bueno, parece que la cervecilla de ayer ha hecho su efecto y hemos
dormido algo más. Tras el desayuno de rigor, y puntuales como siempre nos
dirigimos al barco. Hoy el viento vuelve a soplar del sur, así que enfilamos
hacia el norte, como el primer día. La guía me pide disculpas por tener que
repetir inmersiones, pero a mí no me importa. No las disculpas, sino el tener
que repetir. Se conoce que los biólogos marinos tienen bastante interés por ir al
primer sitio, Natura Bay. El jardín de coral que hay allí debe ser famoso por cómo
se recuperó de una plaga de estrellas corona de espinas hace cinco años, muy
voraces y que casi acabaron con él. A mí me encantó el otro día y hoy no me ha
vuelto a decepcionar. Además estamos a muy poca profundidad y hacemos una
inmersión de más de una hora. Cuando me aburro de los corales me dedico a
hacerles fotos de carnet a los peces.
A continuación nos vamos a ver las mantas, pero una regla local dice
que no puede haber más de cinco barcos anclados a la vez, y debe haberlos, así
que la dejamos para después de comer. La que hacemos en su lugar a mí me
encanta. Es una pared vertical (como casi todas las paredes) que baja y baja…
Nos quedamos a 20m. pero es de estas que como no estás sobre el fondo realmente
siente que estás volando. Además aquí veo mi primer nemo. No el primer pez
payaso, sino el primer nemo verdadero.
Para la comida hoy toca soba, deliciosa, como todas las comidas. Hoy
además no hay aire apenas, y ha subido la temperatura, así que no paso frío y
estoy tan a gusto. Tanto que incluso me quedo ligeramente traspuesto con el
traje puesto, después de comer.
Pero ahora sí que ya no queda otra que
acercarnos al manta point, y esta vez sí se puede. Va a ser mi cuarta vez con
estos animales, y me da un poco de miedo que pierdan ese aire majestuoso a
fuerza de verlos. No obstante en esta ocasión siguen maravillando. Además
tenemos la suerte de ver dos juntas. A pesar de eso la inmersión es un poco
aburrida, en el sentido que llegas al sitio de las mantas, te pones de rodillas
en el suelo y a esperar. No te puedes mover de allí. Cuando cumple el tiempo,
de vuelta al barco.
Al subir me doy cuenta que he perdido la luz de enfoque. Keiko se tira
al agua durante diez minutos para buscarla, pero no aparece. Se me debió caer
al subir al barco, ya que la rosca se aflojaba continuamente. De vuelta al
hotel, la rutina de las tardes, un poquito de siesta, pero hoy el paseo me lo
doy más largo, de casi una hora. También tengo cervecita de cena… A ver si
duermo bien que mañana me pasan a buscar una hora más tarde…
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