Otra vez en Tokyo. Esta vez,
además, con Adela. Apenas un año más tarde que la última visita. El viaje en
esta ocasión se hizo un poco más pesado, ya que fuimos con Emirates vía Dubai,
y claro, no es el camino más corto precisamente. Menos mal que la escala no fue
demasiado larga. Lo justo para entretenerse viendo alguna tiendecita en el
aeropuerto y cenar una hamburguesa en el Burger King. Además el vuelo “largo”
tuvo el aliciente de que lo hicimos en un Airbus A380, el único avión con dos
plantas. Bueno, quiero decir, dos pisos, no es que haya dos tiestos ahí
puestos… El vuelo fue muy cómodo, el
avión no se meneó en todo el trayecto. Dormimos bastante bien para lo que viene
a ser un vuelo, ya que el avión despegó a las 12 de la noche hora de España, y
así cogimos el sueño a su hora. Llegamos puntuales al destino, pero claro,
entre recoger maletas, control de pasaportes, control de aduanas (que no es lo
mismo), cambiar dinero... Y luego otra hora y media en llegar a destino, la estación
de Ueno. Total, las diez y media.
Pero a pesar de la paliza que
llevábamos encima, no nos pudimos resistir a hacer las primeras fotos de los
cerezos en flor, aunque fuera de noche.
Y a dormir al hotel, que al día
siguiente, para variar, como en todos los viajes, a madrugar.
Un blog al día, como debe ser, nada de entradas de hace, 3 meses!!!
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