No estaba muy seguro de cuales
iban a ser los horarios de entrenamiento, y tampoco tenía muy claro cuánto iba
a tardar en llegar, así que, por si acaso, a levantarse pronto. Bien, llegué al
dojo a las 8:50. Y el entrenamiento comenzaba a las 9:30. Pero aun así ya había
gente allí. Aproveché para hacer fotos a los horarios de la semana, al dojo, a
calentar un poquillo… Y en seguida comenzamos, antes de tiempo. Total, más de
dos horas, con alguna interrupción para descansar. Se me pasaron rapidísimo.
A la vuelta, aun a riesgo de
llegar tarde a la cita con Adela (de hecho, llegué tarde), paré en Ayase a
comprar un hakama y bordar unos cintos. Lo de los cintos no lo tenía pensado,
se me ocurrió sobre la marcha, pero creo que mereció la pena. Me lié un poco
con el metro, entre línea Express, Rapid, Superrapid… Metro, JR… Anduve de
arriba abajo hasta que me orienté… Y es que en esa estación en concreto
coinciden las paradas de las dos compañías, y da lo mismo dónde te montes…
Mientras, Adela había estado
disfrutando de su mañana por el mercado de Ameyoko.
Cuando nos encontramos nos
dirigimos a Asakusa, intentando explicar a Adela cómo podía llegar ella por su
cuenta, buscando puntos de referencia que le pudieran servir: edificios,
tiendas, escaparates…
La calle principal estaba tan
llena como siempre, y después de mirar en varias tiendas ya hicimos las
primeras compras y los primeros encarguitos…
Después de callejear
tranquilamente (todavía estábamos un poco groguis del jet-lag, que al fin y al
cabo no llevábamos ni 24 horas allí) nuestro siguiente destino fue Shinjuku,
concretamente la tienda de Mic21, que había visto por internet, y donde me
proveí, a bastante mejor precio que aquí, de distintos accesorios para foto
submarina. También estuvimos callejeando un rato, buscando una tienda de
objetivos de segunda mano, pero cuando la encontramos no había nada que rascar.
Además el tiempo no acompañaba mucho, y como aquella zona es tan enorme
decidimos acercarnos a Shibuya, que yo creo que tiene sitios más asequibles y
accesibles para cenar. El tiempo seguía sin acompañar y ya estábamos
muertecitos, así que así terminó nuestro primer día en Tokyo y de vuelta al
hotel.
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