Este día nos levantamos un poquito más pronto
que el día anterior. Tampoco sin matarnos… Total, que tras un buen desayuno (el
buffet del hotel es bastante bueno) a las 11:30 salíamos del hotel. Entre que
llegamos a la estación de metro, hicimos transbordo y cogimos un autobús,
llegamos al Dubai Mall a las 12:30.
Es el centro comercial más grande del mundo, con más de 1200 tiendas (no he metido un cero de más, mil doscientas) de todo tipo, pero sobre todo, primeras marcas. En el autobús que te lleva desde la parada de metro hasta el mall coincidimos con una pareja mayor de Granada que estaban de visita a la hija, que trabajaba en una tienda de chocolates, y para allá que fuimos a que nos la presentaran y le preguntáramos dudas… En fin, otro rato perdido…
Es el centro comercial más grande del mundo, con más de 1200 tiendas (no he metido un cero de más, mil doscientas) de todo tipo, pero sobre todo, primeras marcas. En el autobús que te lleva desde la parada de metro hasta el mall coincidimos con una pareja mayor de Granada que estaban de visita a la hija, que trabajaba en una tienda de chocolates, y para allá que fuimos a que nos la presentaran y le preguntáramos dudas… En fin, otro rato perdido…
Lo primero que quería ver era el famoso
acuario. Gracias a las indicaciones de la chica (y a los letreros que hay por
todos los lados) lo encontramos bastante fácilmente. La verdad es que es e s p
e c t a c u l a r… Hay una cantidad y variedad de peces alucinante, tiburones,
morenas y de todo.
Con todo este movimiento se nos había hecho
la hora de comer, y afortunadamente estábamos cerca del food court, algo así
como la plaza de la comida, donde están todas las franquicias juntas, desde las
más conocidas como BurriKing, McD, KFC, PizzaHu… a otras totalmente
desconocidas para nosotros. Primero intenté llevar a mi madre a un restaurante
japonés, pero la verdad es que era de comida rápida y no tenía muy buena pinta.
Al final, para aprovechar otro bono de los del libro, terminamos en una hamburguesería
llamada Burguer Fuel. Yo me pedí una pequeñita, la monsternosequé… Buah… Tenía
salsa de aguacate, remolacha… riquísima… Como estaría que con solo la
hamburguesa ya no me quedaron ganas de tomar el tradicional helado de postre, y
eso que también teníamos vale de 2 x 1… Bueno, quiero creer que quizá el jet
lag tenga algo que ver. Llevamos dos días aquí y la hora de comer son como las
doce del mediodía en España…
A las 16:30 teníamos las entradas para subir
al At the Top, la torre de Burj Khalifa (redundancia, porque Burj es torre en
árabe), yo como no sabíamos por donde quedaba nos tuvimos que poner en marcha.
Tardamos más de media hora en llegar, yendo rectos, para que os hagáis una idea
de las distancias. Bueno, por el camino paré a medio ver una tienda de Nike y
otra de Columbia que había enfrente, ambas con grandes rebajas, y a las que
prometí volver, pero el rato ese no lo cuento en la media hora. Finalmente, a
la hora fijada en punto, entramos en el invento. Hasta que llegas al ascensor
te van enseñando la comparación con los otros edificios altos del mundo, la
historia de Dubai (otra vez, ja), hasta que llegas a la cola.
Yo había cogido esta hora para pillar fotos de día y fotos de noche. Bueno, pues a las fotos de día llegué justito. Desde las cuatro y media que entramos hasta que llegamos arriba pasaron tres cuartos de hora haciendo cola en el ascensor tranquilamente. El ascensor sube desde el tirón hasta el piso nosecuantos, a más de cuatrocientos metros de altura, y parece que ni se mueve, ni al principio ni al final, de lo suave que va. La torre tiene 828 m. Se ve desde 95 km. de distancia. Todo esto sacado del documental de cómo se hizo que te tragas una y otra vez mientras haces la cola para el ascensor… Luego arriba puedes estar el tiempo que quieras. Hay una parte que está al aire libre, y con un hueco entre los paneles de cristal para que puedas sacar la máquina retratadora. Pero también hay otra parte que está cerrada, y hay los reflejos en los cristales no se pueden remediar. Como ya digo subimos justitos justitos, y rápidamente anocheció, con lo cual pude sacar las fotos que quería.
Yo había cogido esta hora para pillar fotos de día y fotos de noche. Bueno, pues a las fotos de día llegué justito. Desde las cuatro y media que entramos hasta que llegamos arriba pasaron tres cuartos de hora haciendo cola en el ascensor tranquilamente. El ascensor sube desde el tirón hasta el piso nosecuantos, a más de cuatrocientos metros de altura, y parece que ni se mueve, ni al principio ni al final, de lo suave que va. La torre tiene 828 m. Se ve desde 95 km. de distancia. Todo esto sacado del documental de cómo se hizo que te tragas una y otra vez mientras haces la cola para el ascensor… Luego arriba puedes estar el tiempo que quieras. Hay una parte que está al aire libre, y con un hueco entre los paneles de cristal para que puedas sacar la máquina retratadora. Pero también hay otra parte que está cerrada, y hay los reflejos en los cristales no se pueden remediar. Como ya digo subimos justitos justitos, y rápidamente anocheció, con lo cual pude sacar las fotos que quería.
Cuando subimos arriba también había una cola para bajar de la leche, así que en previsión, una vez hechas todas las fotos, bajamos con tiempo para ver el espectáculo de las fuentes. En esta ocasión no había más que dos chicas delante de nosotros, así que no tuvimos que esperar más que un ascensor. Bueno, dos, porque uno se escapó vacío, que la que tenía que estar al tanto no lo estaba tanto (qué bonito juego de palabras). Y nada, caminata de nuevo por el mall para llegar a la zona de la fuente. Llegamos con diez minutos de margen. El espectáculo comienza a las 18:30, y ya quedaban pocos sitios en la barandilla. Por lo menos al lado de la puerta, ya que como somos bastante borreguiles más allá había más y mejor sitio, pero nada, todos al principio. De todo lo que hemos visto hasta ahora lo de las fuentes ha sido lo que más me ha gustado. La primera canción ha sido el Thriller de M. Jackson, y era muy chulo ver a los chorros moviéndose adelante y atrás y a los lados como los zombies del vídeo… Guay. Luego un par de canciones de música árabe, otra de música clásica, y el Take a walk on the wild side de Lou Reed, también genial. Desgraciadamente no pudimos quedarnos a otra función.
Con la distancia del mall y las que hay luego para moverse tuvimos que ir a coger un taxi para la próxima cita: la cena en el Kaleidoscope, un restaurante del hotel Atlantis, ese que está en un extremo de la famosa palmera artificial construida en el mar. En el taxímetro en esta ocasión recorrimos 23 km.
Llegamos al hotel cuando quedaban diez minutos para
las ocho, hora de la reserva, y entre que entramos, vimos el panorama, otro
acuario gigantesco llamado The Lost Chamber, y encontramos el restaurante, eran
las 20:00, justo a tiempo.
Esta cena era tipo buffet. Desafortunadamente no pudimos
cumplir el dicho ese de desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como
un mendigo… Yo no comí mucho, pero lo de los postres fue caso aparte. Además
de los postres normales este día tocaba menú árabe, y tenían postres
tradicionales árabes, entre ellos baklawa (que yo creo que es turco, pero
bueno, no se lo dije no fuera a ser que lo quitaran…) aparte de una fuente de
chocolate para que untaras brochetas de piña, jamones de gominola… hasta churros! Nos mereció la pena totalmente.
No lo he comentado hasta ahora, pero todo el
personal es más que amable, muy servicial, sin ser sumisos ni esperar nada. Te
acompañan al taxi, te abren la puerta, siempre con una sonrisa. La verdad es
que así da gusto. En todos los sitios.
Y después de la cena, a recorrer los 33 km que quedaban de vuelta a nuestro hotel. Otro día cumplido.